GENERACIÓN DECAPITADA
HUMBERTO FIERRO
POEMA:
(Quito, 1890 - 1929) Poeta ecuatoriano perteneciente a la llamada «Generación decapitada», compuesta por poetas de la aristocracia criolla. Hijo de una familia acomodada, adquirió esmerada educación, y en las propiedades de sus padres dedicó buena parte de su tiempo a la lectura de sus autores preferidos.

De una sensibilidad exasperada, introvertido, sencillo y modesto, se desempeñó toda su vida como amanuense en una oficina del Ministerio Público, sin preocuparse por mejorar su situación económica. Centró toda su dedicación en la poesía, la música y la pintura, y sobresalió principalmente en el primero de estos campos.
Junto con Arturo Borja, Ernesto Noboa Caamaño y Medardo Ángel Silva, Humberto Fierro conforma el grupo de modernistas conocido como la «Generación decapitada» a causa del temprano fallecimiento de sus miembros. Siguiendo los pasos del nicaragüense Rubén Darío, los modernistas ecuatorianos rompen con las formas tradicionales de la poesía, renuncian a la rigidez del verso medido y dan preferencia al ritmo interior; pero, sobre todo, reivindican el ensueño, la fabulación y el entusiasmo como pilares de la creación literaria.
El laúd del valle (1919), que fue publicado en vida del autor, y Velada palatina, editado en 1949, son los títulos que firmó Humberto Fierro, cuyo propósito fue elaborar un sistema estético culto alejado de los referentes nacionales, del prosaísmo de un país sumido en la pobreza y la corrupción política. Como la de Borja y Noboa, la poética de Fierro es la del desencuentro de clase, la de la escisión entre su ensoñación aristocrática y su ciudadanía mestiza.
POEMA:
TU CABELLERA
Tu cabellera tiene más años que mi pena,
¡Pero sus ondas negras aún no han hecho espuma…!
Y tu mirada es buena para quitar la bruma
Y tu palabra es música que al corazón serena.
Tu mano fina y larga de Belkis, me enajena
Como un libro de versos de una elegancia suma;
La magia de tu nombre como una flor perfuma
Y tu brazo es un brazo de lira o de sirena.
Tienes una apacible blancura de camelia,
Ese color tan tuyo que me recuerda a Ofelia
La princesa romántica en el poema inglés;
¡Y un corazón de oro… de la melancolía!
La mano del bohemio permite, amiga mía,
Que arroje algunas flores humildes a tus pies.
ARTURO BORJA

Poeta ecuatoriano, fue Arturo Borja quien formó parte del movimiento la Generación decapitada, debido a que los poetas que la conformaron, fallecieron a temprana edad. Borja, nació en Quito en el año 1892, y logró ser el primero de ese grupo en resaltar como modernista. Debido a su muerte prematura, sus obras artísticas son muy carentes, no obstante, son precisas para establecer la calidad del poeta.
POEMA:
PARA MI TU RECUERDO
Para mi tu recuerdo es hoy como la sombra
Del fantasma a quien le dimos el nombre de adorado…
Yo fui buena contigo.Tu desdén no me asombra.
Pues no me debes nada.
Yo fui buena contigo como una flor.
Un día
A la virgen pidiéndole que le cure la herida.del jardín en que solo soñaba me arrancaste;
Te di todo el perfume de mi melancolía
Y como quien no hiciera ningún mal me dejaste.
No te reprocho nada, o a lo mas mi tristeza,
Esta tristeza enorme que me quita la vida,
Que me asemeja a un pobre moribundo que reza
MEDARDO ÁNGEL SILVA
(Guayaquil, 1899-1919) Poeta ecuatoriano. De formación realmente autodidacta y origen humilde, ejerció como maestro de escuela; quizá su condición de mulato influyó en el pesimismo que llenó su vida, en una sociedad todavía lejana del sentimiento humano de la comprensión y la convivencia. No se ha podido concretar si lo impulsó al suicidio un desengaño amoroso o si murió a manos de un rival por celos.
La obra de Silva se contiene en dos volúmenes: El árbol del bien y del mal, que él mismo editó en 1917, y Poesías escogidas, una selección que Gonzalo Zaldumbidepublicó en 1926 en París. Fue también autor de prosas poéticas y de una pequeña novela titulada María Jesús. Medardo Ángel Silva fue el menor y acaso el más importante poeta de la generación del novecientos que introdujo el modernismo en la literatura ecuatoriana.
Poeta del dolor, del "spleen", del amor imposible, del hastío de vivir, dejó algunas de las más bellas páginas de la literatura ecuatoriana. Estuvo, como sus compañeros de generación (Arturo Borja, Humberto Fierro, Ernesto Noboa y Caamaño) bajo la influencia directa de los simbolistas franceses, especialmente de Verlaine y Baudelaire. Padeció el "mal del tedio", y toda su obra, de gran pureza formal, es un canto de amor a la muerte.
POEMA:
Palabras de otoño
Guárdate tus sonrisas: mi corazón hastiado
como fruto en sazón, a la tierra se inclina;
la senda ha sido larga, amiga; estoy cansado
y quisiera gozar de mi hora vespertina.
como fruto en sazón, a la tierra se inclina;
la senda ha sido larga, amiga; estoy cansado
y quisiera gozar de mi hora vespertina.
Odio aquellos amores de folletín: mi herida
no mendiga limosnas de piedades ajenas;
yo tengo una tragedia y se llama Mi Vida;
para escribirla usé la sangre de mis venas.
no mendiga limosnas de piedades ajenas;
yo tengo una tragedia y se llama Mi Vida;
para escribirla usé la sangre de mis venas.
Mi otoño anticipado me vuelve reflexivo;
me encuentras casi triste, sereno, pensativo,
no siento las delicias del flirt, es la verdad.
me encuentras casi triste, sereno, pensativo,
no siento las delicias del flirt, es la verdad.
Mi espíritu se orienta hacia la eterna aurora,
hasta que la clepsidra de Dios anuncie la hora
de ser con mi señor para la eternidad.
hasta que la clepsidra de Dios anuncie la hora
de ser con mi señor para la eternidad.
ERNESTO NOBOA CAMACHO

Ernesto Noboa y Caamaño nació en Guayaquil, de igual manera que su compañero Medardo Ángel Silva, procedía de una familia notable. Cumplió su educación media, se estableció con sus padres en la ciudad de Quito, en donde su aleteo poético, fue cobrando altura a través de [periódicos] y revistas. Pero su fama se extendía también al auxilio de las reuniones amicales en las que declamaba lo propio y lo ajeno, en noches de bohemia en que no faltaba la excitación letal de los paraísos artificiales. Había aprendido Noboa un estilo de escribir y de llevar su existencia que provenía del París de los poetas malditos, pero que casaba peculiarmente con lo que él era por naturaleza: un hombre extremadamente sensible, desdeñoso de la ordinariez de las cosas cotidianas, acongojado por afecciones íntimas e ideas sombrías. Las incomodidades del ambiente local, rudo para su ambición de vagas delicadezas, le empujaron hacia Europa.
Leyó a los franceses, a Rubén Darío. A Juan Ramón Jiménez. Y de ese modo asimiló virtudes de forma que le permitieron hacer poesía de gracia y delicadeza jamás logradas antes en el país. Rasgos estilísticos, predilecciones por lo francés y lo exótico, estado sentimental, singular aptitud renovadora, todo lo asocia legítimamente a lo más caracterizado del movimiento modernista hispanoamericano. Pero no desoyó totalmente el reclamo de los temas cercanos. Por eso compuso con certeza y colorido aquel soneto titulado «5 a.m.», que es una imagen fiel, viva, visual, de las gentes quiteñas que madrugan a la misa bajo el clamor de las campanas y que se mezclan con el truhán y la mujerzuela como en un apunte goyesco. Ernesto Noboa Caamaño publicó “Romanza de las horas” en 1922. Y preparaba un segundo volumen de poesía — que jamás apareció— titulado La sombra de las alas.
POEMA:
AQUEL AMOR LEJANO
Ibas sobre la nave como una
sentimental princesa desterrada
que lamentase, triste y olvidada,
la volubilidad de la fortuna.
Con nostalgia de amor en la mirada
y palores cromáticos de luna,
pasabas largas horas en alguna
divagación romántica y alada.
Y a la luz del crepúsculo en derrota,
evocabas quizá la primavera
de nuestro amor ¡tan dulce y tan remota!
Y tu recuerdo ¡oh pálida viajera!
Se perdió, con la última gaviota
que llegó sollozando a mi ribera...
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